El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, agregó una nueva cláusula draconiana al acuerdo de confidencialidad que los “soplones” deben firmar al enviar documentos al sitio.
Entre otras cosas, marca que todo el material filtrado es
“propiedad únicamente de WikiLeaks” e impone pagos millonarios en caso de que
se quebranten las reglas.
El acuerdo impone una multa de unos US$20 millones contra
quien filtre material que WikiLeaks no haya publicado todavía.
El acuerdo advierte que un quiebre de este tipo causará que
WikiLeaks pierda “la oportunidad de vender la información a otros medios de
comunicación y editoriales”.
WikiLeaks no ha vendido ninguno de sus materiales filtrados
hasta la fecha, aunque Assange sí ha hecho mención de esta posibilidad en el
pasado.
El acuerdo también prohíbe a los colaboradores del sitio
hablar sobre “los hechos y contenidos de este acuerdo y toda la información
noticiosa relacionada con la forma de labor de WikiLeaks”, según filtró la web
New Statesman.