La presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), Elsa González, reafirmó esta semana la propuesta para que se retire la publicidad institucional a los medios de comunicación que sigan beneficiándose de los denominados ‘anuncios de contactos’ que, dijo González, ‘convierten a la mujer en mercancía y en la que sufre una desvalorización completa, que pugna con su dignidad como persona’.
Según una comunicación de la FAPE, estas declaraciones de
Elsa González se hicieron en la Jornada sobre prostitución y medios de
comunicación que se celebró en Sevilla, organizada por la Asociación de la
Prensa y la Delegación de la Mujer del Ayuntamiento de esa capital.
González concreto una petición al Ministerio de Sanidad,
Política Social e Igualdad, para que, sea cual sea el resultado electoral del
20N, no inserte su publicidad en los medios de comunicación a través de los
cuales se publicite la prostitución,
‘Muchos editores se aferran a esta publicidad de la
prostitución como los consejeros de RTVE lo hacen a sus cargos, después de
votar a favor de la censura previa’, señaló la presidenta de la FAPE mostrando
la incongruencia de la realidad a debate. ‘Fape –recordó- ha sido pionera en
apostar por la supresión de estos anuncios. Tanto Magis Iglesias como Fernando
González Urbaneja, mis antecesores, denunciaron esta anomalía de la prensa
española que no encontramos en otros países de nuestro entorno’.
Para Elsa González, los anuncios de prostitución en los
diarios suponen ‘colaboración con las mafias, deterioro de la imagen de los
medios en la sociedad, nos señala como una rareza en Europa, limita la difusión
de la prensa poniendo serias trabas a que ésta se introduzca en las aulas y
entorpecen el periodismo ético, nuestra tabla de salvación para recuperar
credibilidad. Los medios de comunicación que insertan estos anuncios favorecen
y negocian con la explotación sexual’, concluyó.
En su intervención, la presidenta de la FAPE también remarcó
las dificultades legales a las que habrá que hacer frente para prohibir este
tipo de publicidad en los medios, ya que, para lograrlo, según el Consejo de
Estado, sería necesario aprobar una norma con rango de ley.
González terminó reflexionando: ‘¿Dónde está la
credibilidad, la coherencia y los códigos deontológicos de los medios que
incluyen una publicidad que debe sonrojarnos? ¿Cómo podemos hablar de valores,
rigor y ética cuando tenemos motivos para la vergüenza? Se abolió la esclavitud
y no hemos abolido los anuncios que garantizan su existencia en pleno siglo
XXI’.