El Diario Clarín anunció que no distribuirá, por segundo sábado consecutivo, un nuevo tomo de la colección Grandes Reuniones del Jazz a consecuencia de las trabas que el Gobierno nacional impuso a la importación de impresos del exterior.
Por esta razón, se encuentran atrapadas en la Aduana las
próximas seis entregas, conformadas por más de 200.000 ejemplares. Además, a
raíz de la misma situación también están demoradas 34.000 libros que se
entregan de modo opcional con la revista Jardín de Genios.
Hace ya varios meses que el Gobierno nacional viene frenando
la importación de bienes, incluidos los impresos y algunas versiones señalan
que la intención del gobierno es cerrar la importación de libros con ISBN
argentino impresos en el exterior.
Es de recordar que la Cámara Argentina de Publicaciones
(CAP) reconoció que se importan más libros de los que se imprimen y prometió
que buscará aumentar su producción nacional en 2012 para así equiparar el
volumen que proviene del exterior, solicitando .se proceda lo más rápido posible a la liberación de los embarques demorados en las Aduanas.
La CAP tiene 44 empresas asociadas entre las que se destacan
muchas editoriales extranjeras que importan desde sus paises de origen, como
Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara SA, Aique Grupo Editor SA, Ediciones
Santillana SA, Editorial Andrés Bello Argentina SA, Editorial Atlántida SA,
Editorial Estrada SA, Editorial Paidós SAICF, Fondo de Cultura Económica SA,
Grupo Editorial Planeta SAIC, Randon House Mondadori y Tusquets Editores, entre
otros.
Los argentinos son grandes consumidores de literatura:
compraron 76 millones de libros el último año, de los cuales 60 millones fueron
impresos fuera del país, según fuentes del sector.
La ministra de Industria, Débora Giorgi, ha presentado
estadísticas similares y expresó su inconformidad por el hecho de que 78% de
los libros que se consumen en el país sean importados. Sin embargo, la cámara
de editores cuestionó esa cifra y dijo que dos terceras partes de los libros
vendidos en Argentina se imprimen en el país.
Por su parte el sindicato de los gráficos apoyó las medidas
para incrementar la producción nacional.
Durante la ola de privatización en la década de 1990, muchas
fábricas cerraron y el país se abrió a las importaciones para sostener la
economía. Cuando estalló la crisis de 2001 y se declaró el incumplimiento de la
deuda, la capacidad productiva estaba en ruinas.
Una ley sancionada en 2001 permitió que la importación de
libros terminados que vinieran acompañados de otros objetos, por ejemplo
juguetes, estén exentos de impuestos. Los libros producidos a nivel local
también están libres de impuestos, pero no los materiales con los cuales son
fabricados, lo cual pone a las imprentas argentinas en desventaja.