Los grupos Bethia y Time Warner, que compiten por adjudicarse el canal, deberán analizar un nuevo escenario que instaló el organismo fiscalizador, al confirmar que la señal del canal privado le pertenece a la Universidad de Chile que la vendió para su explotación en 1993 por 25 años, cuyo plazo vence en 2018.
De
acuerdo a la postura de los dueños del canal y de la Corredora Larraín Vial
–encargada de la venta- la señal debía renovarse de inmediato, pero el
organismo fiscalizador apuntó que será sólo en ese año, cuando las autoridades
de la Universidad de Chile vuelvan a pronunciarse sobre la continuidad,
decisión que deberá ser refrendada por el Consejo Nacional de Televisión
(CNTV).
De
esta manera, la venta de Chilevisión sufre un nuevo traspié, ya que los grupos
Bethia y Time Warner, que compiten por adjudicarse el canal, podrían revocar su
participación en el negocio, dejando al Mandatario en una postura compleja dada
las variadas críticas tanto de la oposición como del oficialismo por el
conflicto de interés que supone la situación.
La
otra fórmula posible es que el precio de la estación baje, o bien quien se la
compre decida negociar por separado con la Universidad de Chile, supeditando
esa decisión a lo que resuelva el CTNV.
Asimismo,
la Contraloría criticó el actuar de la casa de estudios, indicando que la
cesión de la señal se efectuó de manera “secreta”, lo que impidió que la
entidad revisora pudiera emitir el control de juridicidad pertinente.