Las islas de Curaçao y San Martín, con 190.000 y 50.000 habitantes respectivamente, se constituirán en Estados semiautónomos del Reino de Holanda ya que han dejado de pertenecer a las ahora disueltas Antillas Holandesas.
Asimismo, las islas
menores, Bonaire, Saba y San Eustaquio, que también formaban parte del extinto
país y que en su conjunto suman menos de 20.000 habitantes, pasarán a ser municipios
holandeses.
Curaçao y San Martín consiguen así el título de país que ya
había ganado Aruba en 1986, manteniendo lazos directos con Holanda.
El nacimiento de los dos nuevos países fue celebrado en
Willemstad y Philipsburg, capitales respectivamente de Curaçao y de San Martín,
con la bajada de la antigua bandera roja y azul de las Antillas Holandesas y el
izado de sus sustitutas.