Hay una línea directa que une Anatolia con México. Y es la violencia contra las mujeres. Lo dice Lydia Cacho, indiscutible experta. "He sobrevivido a una violación, un encarcelamiento, dos juicios y un intento de asesinato por el simple hecho de ejercer mi libertad de ser un eco de las voces de otras mujeres..." Son las palabras de la periodista al recibir en Estambul el premio Hrant Dink, que anualmente galardona a destacados defensores de los derechos humanos.
Lydia Cacho (México DF, 1963), que alcanzó fama mundial con
su libro 'Esclavas del poder' (2010) no rehuye las comparaciones. "Ayer
discutí con académicas turcas el paralelismo entre las tradiciones de violencia
extrema, como es el asesinato de honor en Turquía, y los crímenes de Ciudad
Juárez", responde a ELMUNDO.es. "En ambos casos son culturas muy
religiosas, muy machistas, que dan fundamento a esta violencia".
Algo similar ocurre con las otras víctimas favoritas del
poder: los periodistas. Turquía es tal vez el país con más periodistas en la
cárcel y México uno donde el riesgo de morir por el oficio es más alto. Y
aunque en el primer caso, los responsables sean los jueces y en el segundo, las
mafias, la visión oficial es sorprendentemente similar. "La Justicia turca
dice que casi ninguno de los periodistas encarcelados está detenido por sus
actividades periodísticas. Y es exactamente el mismo argumento que usa el
fiscal especial de México cuando habla de la prensa. Es un intento de
descalificar el trabajo periodístico para que perdamos el apoyo de la sociedad,
aunque afortunadamente no funciona", asegura Lydia Cacho.
Vincula entre estado y mafia
"En México, al igual que en Turquía, hay un vínculo
entre estado y mafia. Hace poco, un grupo de periodistas sacamos de forma
clandestina a un colega que había sido amenazado por un sicario, pero al
sicario lo pagaba el Estado", asegura.
Y siguen los paralelismos: si en Veracruz, una periodista
puede ser condenada a 30 años de cárcel por 'twitear' un rumor sobre un posible
ataque de las mafias, en Turquía el Estado ha intentado suprimir redes como la
de Youtube. "Hay una represión contra los medios alternativos, los que
usamos cuando los convencionales no nos dan espacio", concluye Cacho.
De ahí que la figura de Hrant Dink, el periodista
turco-armenio asesinado en 2007, no era ningún desconocido para Lydia Cacho.
"Su ejemplo fue importante para nosotros desde antes. Hay una pequeña pero
sólida comunidad armenia en México, y tenían ideas bastante positivas sobre
Hrant, que mostraba cómo desarrollar la tolerancia", recuerda.
Junto a Cacho fue galardonado el veterando periodista turco
Ahmet Altan, redactor jefe del combativo diario 'Taraf' y conocido defensor de
las minorías armenia y kurda. El jurado estaba compuesto por la histórica
escritora feminista Adalet Agaoglu ―tiene ahora 82 años―, la filósofa
norteamericana Judith Butler y el periodista turco Hasan Cemal. El año pasado,
el premio Hrant Dink, instaurado en 2009, recayó en el juez español Baltasar
Garzón por su iniciativa judicial contra las dictaduras chilena y argentina.